jueves, 21 de enero de 2010

AGROCOMBUSTIBLES EN EL PERÚ, VENTAJAS Y RIESGOS


Escribe José Guillén  B.
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Una noticia de la Agencia Andina fechada el 12 de Enero del presente mes, nos revela las intenciones de la empresa azucarera Pomalca, controlada por el emergente grupo Oviedo, de iniciar la instalación de una planta de etanol extrafino de 96 grados, para una capacidad de 150 mil litros diarios con una inversión inicial de 5 millones de dólares.


La planta empezaría sus operaciones en diciembre de este año. Esta se estaría sumando al ya inaugurado proyecto Caña Brava donde se viene sembrando caña de azúcar destinado a la producción de etanol, sobre una extensión de 7 mil hectáreas que permitirían producir 350 mil litros diarios del referido biocombustible. De otro lado, el Gobierno Regional de San Martín igualmente viene implementando un proyecto para canalizar la inversión pública y privada hacia el desarrollo de cultivos energéticos aprovechando según manifiestan, áreas deforestadas y degradadas para siembra de cultivos agroenergéticos como el piñón blanco, la palma aceitera o la canola para producción de biodiesel, o la caña de azúcar para producción de etanol.


Conocemos que la “economía del azúcar” ha merecido fuertes inversiones de empresas americanas y del propio gobierno de Estados Unidos, en respuesta a la crisis del petróleo, y es cierto que los denominados biocombustibles están compitiendo por el terreno y el agua que requieren para riego de sus insumos, con la siembra de alimentos, e incluso es posible que en el proceso de producción se emplee tanto o mas volumen de petróleo que lo que debería sustituir. En Estados Unidos sobre todo, es criticado el uso de maíz como insumo agroenergético, porque esta provocando el encarecimiento de este cereal que es un importante elemento de la alimentación básica en dicho país.


La ventaja en nuestro país, es que existe la posibilidad que la energía empleada en el proceso de elaboración de agro combustibles sea suministrada a partir de centrales hidroeléctricas, pero aún así constituye un alto gasto de energía para producir un combustible alternativo, claro que al grupo Oviedo como a otros inversionistas esto no debe preocuparles tanto como el hecho de contar con un mercado que les permita recuperar sus inversiones y obtener significativos márgenes de ganancia.


Sin embargo al parecer los espacios destinados a la siembra de caña de azúcar que servirán de insumo para este proyecto agroenergético, parecen que responden a las premisas planteadas por el presidente de Brasil Juan Ignacio Lula Da Silva, quien propuso la expansión de este tipo de cultivos en las sabanas de África. Asumiendo las proporciones de producción, para los proyectos que se están iniciando en nuestro país, se están utilizando terrenos en las zonas de pampa eriaza en el norte del país y como lo afirman en San Martín espacios deforestados y degradados en la Amazonía. Recordemos que hace un tiempo el ex vice-ministro de Agricultura Luis Sánchez confirmaba la existencia de alrededor de 4 millones de hectáreas de terrenos eriazos y degradados que podrían destinarse a ese rubro.


Solo nos cabe estar siempre expectantes, sobre como se gestione esta nueva industria, no podemos correr el riesgo de que se repitan los procedimientos en la amazonía que han ido llevándola a su desertificación, y con esto nos referimos al proceso de quema de bosques, que esta vez podría estar dirigida a la siembra de cultivos agroenergéticos, mas aún si son de alta rentabilidad, hay que prevenir la informalidad que aparece como por encanto, así como también debemos prevenir que el desarrollo de esta actividad se haga con equidad y no se arriesgue a un posible abandono de la siembra de cultivos alimenticios para abastecer el mercado interno. Hay que incentivar este último pues no podemos caer en el riesgo de tener que depender cada vez mas de la importación de alimentos para nuestra población con un posible encareciendo de la canasta familiar.

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