martes, 5 de abril de 2016

EL DESARROLLO URBANO INSOSTENIBLE DE LIMA ¿HASTA DONDE SE PUEDE CRECER?

Escribe José Guillén B.

Entre el periodo 2005 y 2015, no cabe duda que uno de los principales motores que han impulsado el crecimiento económico, lo ha constituido la actividad constructiva, buscando la expansión de territorios para nuevas habilitaciones, y crecimiento vertical en zonificaciones destinadas a edificaciones de alta densidad.


Sin embargo debemos preguntarnos si en Lima Metropolitana, es conveniente continuar con esa tendencia, sobre todo entendiendo que nos ubicamos en un territorio desértico con cada vez más problemas en cuanto al abastecimiento de agua, disposición de los efluentes residuales domésticos, tráfico vehicular entre otros.

El primer problema citado nos plantea buscar soluciones que hasta hace un tiempo nos hubiesen parecido extremas. En unos años, tendremos en operación, la primera planta desaladora para abastecimiento de agua potable en Lima Metropolitana. Esta planta dada en concesión a un consorcio español, será luego administrada por SEDAPAL, y servirá a las poblaciones de los distritos costeros del sur: San Bartolo, Punta Negra, Puta Hermosa y Santa María del Mar. Si se supera las desavenencias por la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales que acompañará a la planta desaladora, cuyos principales detractores son los vecinos del balneario de Santa María, este será el primer experimento de aprovechamiento del agua del mar para dotación poblacional en el país, el mismo que alcanzará en una primera fase los 250 litros por segundo, y en una segunda fase hasta 400 litros por segundo.

Sin embargo el costo de operación de este tipo de plantas es más alto que el de las potabilizadoras de aguas continentales, y por eso las tarifas han sido prorrateadas entre los consumidores de la gran Lima.

Al problema de escases de aguas en Lima debemos sumarle ahora la poca proactividad de algunas empresas constructoras en cuanto a dotar a sus habilitaciones urbanas de los servicios básicos esenciales que se requieren para que funcione un entorno urbano.
Conocido es que uno de los principios consagrados en el Reglamento Nacional de Edificaciones es el de Calidad de Vida, el mismo que establece que para que el suelo pueda ser usado en actividades urbanas, debe habilitarse con vías, y contar con los servicios básicos de agua, desagüe, electrificación y comunicaciones.

Muchas de estas empresas, no vamos a generalizar porque algunas si cumplen con ese precepto, se empecinan en habilitar terrenos pese a que no cuentan con posibilidad de descargar sus futuros efluentes residuales en alguna línea colectora. Algunos constructores se escudan en la condición de zonas de uso vacacional, de playa o similares, entregando a incautos compradores, lotes sin servicios, que no cuentan con redes de alcantarillado para sus efluentes residuales, por lo que se obligan a construir silos, tanques sépticos o similares, que si no están bien diseñados, y operados, les generarán problemas de salubridad y mal olor.

El caso del distrito de Carabayllo podría ser un ejemplo de espacio en donde no se puede seguir habilitando, por lo menos en tanto SEDAPAL tenga listo el colector Puente Piedra, que está proyectado para entrar en operación el 2018.  Entre tanto las nuevas habilitaciones no tienen ya posibilidad de descargar a colector alguno en esta zona del norte de Lima.

Recordemos la pésima experiencia de las habilitaciones con construcción simultanea en el primer gobierno de Alan García (90-95), con conexiones domiciliarias hacia cajas de registro  sin redes de alcantarillado. Los verdaderos propietarios nunca ocuparon sus lotes provocando invasiones, e insanidad, pues en pequeños lotes de menos de 100 metros cuadrados, instalaron silos, o activaron sus descargas de aguas residuales hacia la nada.

Todo esto nos hace insistir en la interrogante, ¿hasta dónde puede crecer Lima?, hasta dónde podemos seguir incentivando .el crecimiento poblacional en la capital que cada vez se satura más con el tráfico vehicular, cuyos intentos por reformarlo fracasan cuando es la propia población, constituida por muchos pobladores migrantes del interior y ahora hasta del extranjero, la que se opone a los cambios, sea por el factor económico, o la comodidad de trasladarse con una sola conexión de extremo a extremo de la ciudad, porque no se entiende el transporte modal como solución.

A mi modesto entender, es el momento de destugurizar la capital y que las inversiones salgan de manera más sostenida hacia el interior del país. Ya hay ejemplos de empresas constructoras invirtiendo en habilitaciones y edificaciones fuera de Lima, pero deben asumir el compromiso de invertir para que las habilitaciones cumplan con las mínimas exigencias que se requiere para convertir el suelo en urbano, de acompañar en donde se deba con obras de captación de agua y de tratamiento de aguas residuales, es momento de que estas empresas contribuyan en mayor proporción con las quebradas Empresas Prestadoras de Servicios de Saneamiento, si se quiere, recurriendo al mecanismo de asociaciones público – privadas, o el de obras por impuestos.

Por lo tanto concluimos, en que una de las formas de lograr la desconcentración de población en la capital, es desincentivar las migraciones hacia Lima, generando mejores condiciones de habitabilidad en el interior del país.  





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